Las cosas que aprendimos de las películas

De las películas aprendí que deberíamos vivir la felicidad intensamente y tendríamos que poderla guardar para que en los momentos que nos haga falta pudiésemos coger un poco. Que cuando te das cuenta de que quieres empezar algo importante en tu vida, lo único que quieres es que tu vida empiece lo antes posible.

Que la única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse. Que a veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y, de pronto, toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Que lo menos frecuente en este mundo es vivir, la mayoría de la gente existe y eso es todo.

Que no queremos necesitar nada que no podamos tener, que al fin y al cabo mañana será otro día, que no se ve bien más que con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos. Que cada minuto que pasa es una oportunidad de seguir cambiando, que el mejor truco que el diablo inventó fue convencer al mundo de que no existía, que el artista miente para mostrar la verdad y el político para ocultarla. Que algún día nos harán una oferta que no podremos rechazar. Que hay noches que son acerca de cambiar el juego.

Que puedes pasarte la vida levantando muros o puedes vivirla saltándolos, que en algún momento hay que elegir entre hacer lo fácil y hacer lo correcto. Que perdonarse a sí mismo suele ser mucho más duro que perdonar a los demás. Que son las decisiones las que nos hacen ser quienes somos y siempre podemos optar por hacer lo correcto.

Que podrán quitarnos la vida, pero jamás nos quitarán la libertad, que tonto es el que hace tonterías, que si tú ves un bombón da igual que el resto vea una caja, que todos nos volvemos locos alguna vez, que no hay lugar como el hogar. Que no existen preguntas sin respuesta, solo preguntas mal formuladas. Que un hombre sin miedo es un hombre sin esperanzas. Que no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte.

Que la vida debe ser una locura, porque si no todo se reduciría a un puñado enorme de lunes, que la gente siempre dice que el tiempo lo cura todo pero en realidad solo duele más, que lo más bonito de ser feliz es que crees que ya no volverás a estar triste. Que siempre se llega a alguna parte si se camina lo bastante, que nos enamoramos y formamos familias porque todos necesitamos testigos de nuestras vidas.

Que no llueve eternamente, que hay que aceptar lo bueno y lo malo ya que no se puede amar a la gente a trozos, que el corazón de los hombres se corrompe con facilidad, que solo tú puedes decidir qué hacer con el tiempo que se te ha dado. Que la experiencia no tiene valor ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores. Que a veces no decimos mentiras, sino que le damos amplitud a la verdad. Que a veces no nos acordamos de olvidar.

Que, aunque a veces no lo recordemos, nada de lo que sucede se olvida, que queremos a las personas por sus cualidades pero que las amamos por sus defectos, que los silencios más intensos son los que están repletos de todo lo que ya se ha dicho, que los príncipes azules siempre acaban destiñendo. Que el amor a primera vista es como cuando empieza una canción y simplemente sabes que tienes que bailar.

Que a veces necesitamos creer que las personas son buenas, aunque nos decepcionen una y otra vez, que todos tenemos la necesidad de pertenecer a alguien en algún momento de nuestras vidas. Que las preguntas nunca son indiscretas, pero las respuestas a veces sí. Que el amor no es jactancioso o engreído. Que hay cosas que son ciertas, no importa si las crees o no.

Que la vida es caer y levantarse, que la vida es alegrarte los viernes y joderte los lunes, que hay que abrazarse a quien te abrace y besar a quien lo merezca, que a veces el infierno somos nosotros mismos, que alguien tiene que morir para que los demás sepamos apreciar la vida, que siempre hay que seguir aunque sólo sea por curiosidad, que la vida es demasiado corta para estar siempre cabreado, que nadie encuentra en esta vida todo el cariño que debería, que la vida nunca sale como la habías planeado, que el orgullo es algo que se tiene cuando hay algo para perder.

Que las cosas de verdad no pueden encontrarse donde no existen, ni tampoco pueden esconderse donde sí las hay. Que la tentación muchas veces se vence cayendo en ella. Que hay que mantener cerca a los amigos y más cerca a los enemigos, que el mejor tipo de amor es aquel que despierta el alma y nos hace aspirar a más. Que francamente, querida, me importa un bledo. Que nadie es perfecto.

Que algún día darás un beso por el que medirás los demás el resto de tu vida, que hay que ser más fuerte en las derrotas que en las victorias, que a veces haces todo lo que puedes para escapar de un lugar y cuando te llega la oportunidad de irte encuentras una razón para quedarte, que no siempre llorar es malo, pues no todas las lágrimas son amargas. Que siempre nos quedará París y que esta va por ti, muñeca.

ECGXIII.

34 thoughts on “Las cosas que aprendimos de las películas

  1. Mi mamá murió hace poco y no la encuentro en ninguna parte. Solo tú y tu manera de hacernos creer que la vida es eso que escribes me hacen acercarme, una pizca, a ella.
    Gracias por invitarnos a crear, desafiar y, aunque lastime, nunca dejar de intentar.
    Un beso desde Buenos Aires. Caro.

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