Lo que no gritamos

“Such silence has an actual sound, the sound of disappearance.” Suzanne Finnamore

A lo mejor si camino de lado no se nota tanto. ¿Un sombrero, tal vez? No, no. Mejor unas gafas de sol. Si me pongo una bolsa en la cabeza seguro que nadie se da cuenta. Siempre me dijeron que las heridas se curan al sol. Pero joder, cómo escuece.

Si lo hubiese sabido, hubiese gritado. Si alguien me hubiese contado que el silencio cortaba, me hubiese tapado los oídos y hubiese gritado esa canción a pleno pulmón. Hasta que se rompiesen los cristales. Si hubiese sabido que el ruido que rodeaba tus cuatro costados no era más que el hilo musical de un supermercado abarrotado de gente que no sabe quien eres, hubiese gritado. De verdad, lo prometo.

Nos preguntaron si teníamos algo que decir. Nos dijeron que hablásemos siempre o nos calláramos ahora. Nos salió la culata por el tiro y cuando se cerró la puerta se nos bloquearon las ventanas. Y claro, de pronto ves que no tienes a nadie quien denunciar, porque el arquitecto eras tú. Compramos sobre plano y, como a tantos otros, nos pararon la obra. Qué bonito es pensar que esto es diferente.

¿Y ahora qué? Diecinueve días, quinientas noches y mil trescientos domingos, supongo. Ahora que ya no hay tortillas a las que dar la vuelta, habrá que darle vueltas a otra cosa. Mariposa. Me pregunto cuál de todas ellas ha batido sus alas al otro lado del mundo. O de lo de que queda de él, claro.

No preguntes. Sé cordial. Camina recto. Primero un pie y luego el otro. Levanta la cabeza. Finge, no sea que a una de las 7000 millones de personas que habitan el planeta le dé por sospechar que algo va mal. Deja que los viernes se vistan de largo, y asegúrate de que la cola arrastre por lo menos hasta el martes. Dos días malos los tiene cualquiera. Y vuelta a empezar. Por cierto, acuérdate de pedir que no te pongan limón en la copa, que somos fuertes, pero no tanto.

Mira al techo de tu habitación, es una de las pocas cosas que seguro que no se mueve de ahí en mucho tiempo. Pídele a la vecina de arriba que no se ponga los tacones hasta que no se ponga el sol, por favor.

Dile al espejo que no se preocupe, que sólo es cuestión de tiempo. Que todo lo que entra sale y todo lo que sube baja, que sólo te has tragado una espina y no sabes dónde has puesto el pan. Bueno, qué narices, no le des explicaciones, él tampoco te avisó cuando sabía lo que había. Cabrón.

Ah, y a quien te diga que hay más peces en el mar, retírale el saludo. Nadie quiere comerse un salmón tras un empacho de sardinas. Necesito saber quién fue el artista que inventó esa frase que todo el mundo dice pero nadie quiere escuchar.

¿Que si te vas a morir? No. No te preocupes. Dentro de diez años, después de unas cuantas más como esta, te reirás. Pero nos han dicho que vivamos el ahora, ¿No? ¿En qué quedamos? Pongámonos de acuerdo, por favor.

Quédate con lo bueno, claro. Di tus últimas palabras, como si no hubieses tenido tiempo para decirlas antes. Siéntete en pleno derecho de analizar uno por uno todos los puntos por los que las cosas son o no son, según tú. Pero recuerda que el único punto que no supiste escribir te lo pusiste en la boca, y que a veces las palabras sólo pueden decirse en un momento y en un lugar. Luego ya no. Pero tú tampoco quisiste gritar, ¿Verdad?

Haz memoria. Intenta rescatar del fondo de alguna botella lo que queda de lo que eras antes de esto. Es una buena manera de dejar pasar el tiempo hasta que te des cuenta de todo ha cambiado. Y tú también. Cuenta los días hasta que los días tengan algo nuevo que contarte. La primavera siempre llega, aunque parezca que no.

Juega al escondite, aunque de pronto todas las ciudades se reduzcan a una calle. Piensa bien y no acertarás, pero por lo menos podrás poner cara de sorpresa, que siempre queda mejor. Ah, se me olvidaba: sonríe. Dicen por ahí que a base de hacer la misma cosa muchas veces acabas haciéndola de manera automática.

Pon un post-it en la nevera que te recuerde que cuando hayas plantado un árbol y tenido un hijo y te dispongas a escribir tu libro no deberías olvidarte de que hay capítulos sin los cuales no se puede contar la historia, que hay historias que no caben en un libro y que hay libros que uno siempre vuelve a leer.

Y la próxima vez, por favor, grita.

ECGXIII.

69 thoughts on “Lo que no gritamos

  1. Poor fin has vuelto!!! me he aprendido todos tus post de memoria, aun que la espera ha merecido la pena.
    Como siempre, brillante señor Gatsby.

  2. Eres fantástico. No me canso de leer cada uno de tus post. Siempre siento algo por dentro cuando los leo, me identifico en muchas de las cosas que escribes. Te animo a que los hagas con más frecuencia, siempre me quedo con ganas de leer más y más.

  3. Precisamente iba a escribir este comentario para rogarte que nos escribas con más frecuencia.
    Pero pensando sobre ello la respuesta me ha dado en la cara, quizás no valoraría tanto leer estas cosas si nos empalagaramos con ellas con una publicación al día, o quizás no elegirías tan bien cada palabra si te exigieras un día de publicación.
    Sin embargo aquí nos tienes, esperando como locos a que escribas de nuevo para disfrutar con cada palabra.
    Maldita sea Gatsby, lo has vuelto a hacer.

  4. Solo puedo felicitarte y felicitarte una vez tras otra…porque eres una crack! Nos encanta leerte!

    Sigue así y llegarás a ser grande..tal vez no aparezcas en la tele o en los premios noveles, pero para ser Grande a veces uno mejor q prescinda de ese tipo de cosas…y busque otro tipo de grandeza la de mover al mundo por la belleza de la escritura y transmitir un mensaje que va más allá de todos los que vemos o escuchamos cada día… Algo que nos mueva, que la gente necesita escuchar cosas nuevas! y piensa que si alguna vez te tachan de algo, siempre tendrás la certeza de que estuviste un tiempo ojalá sea mucho más tiempo escribiendo para hacer el bien, y compartir este tesoro tan grande con los demás… definitivamente cada vez q abro un post tuyo me ánima a pensar que con cualquier cosa o esfuerzo que hagamos los humanos por pequeño que sea arrastra a muchos por delante!!

    Grande!

  5. Qué pena y qué rabia no poder hacer nada! Lo único que te puedo decir es que el tiempo pasa y lo verás todo de otra manera, pero hasta que eso pase, no hay forma de quitar ese dolor… Pero bueno, al menos nos tienes a nosotras 😉

  6. Y si me muero…. perdon, cuando me muero, que?
    Todos tenemos ese mismo final…… Importante es si tienes algunas personas que te recuerde…. Que si, he plantado un árbol este primavera – un melocotón que hesito mucho tiempo a vivir, pero ahora si estoy seguro que vive…..

  7. Joder, un día de estos me caso contigo y te llega la primavera.
    Siempre leo cada nueva entrada con las ganas del que espera un mensaje de buenas noches.
    Casi a diario entro al blog a preguntar por ti y no te imaginas la satisfacción que me supone descubrir que has vuelto.
    Al final todos los mensajes terminan llegando. Soy paciente, como los peces que esperan a que decidas salir a pescarlos.
    Aunque sé que a veces tenemos alma de caballito de mar (prefieren morirse que olvidar) y, ¡qué poco remedio tiene éso!.
    Son animales curiosos.
    Como tú.
    Te animo a seguir, a gritar todo lo que quieras, a que vuelvas a dejarme «patitiesa» y a que nos rompas los tímpanos si hace falta.
    Y no le des explicaciones al espejo. Mejor me las das a mí, que las espero ansiosa. Como a los mensajes de buenas noches…que a veces tardan en llegar o que terminan por convertirse en un «buenos días» tan estupendo como el que nos has regalado hoy.

Responder a Tere Cancelar la respuesta