Horas y cuarto

 

Me gustan las horas y cuarto.
Están ahí, entre el punto y la media, esperando a que el tiempo las convierta en enteros.

Me gustan las horas y cuarto, como tú, que nunca llegas pronto, ni tampoco tarde.
Mides tu entrada triunfal, esperando el minuto exacto para ponerme el mundo del revés.

Me gustas tú.
Y tu cuarto.
Y cuando te quito las medias.

Cuestión de segundos, pidiéndole al reloj una vida entera.

Alta tensión, me cruzas los cables, me buscas las vueltas.

El tiempo es nuestro cuando lo paramos.

Y aquí estoy.
Entre el punto y la media.
Esperando a que vengas.

 

ECGXIII.

20 thoughts on “Horas y cuarto

  1. No pensaba responder nunca a tu comentario R. pero hoy me he acordado de ti y tu respuesta. Tan ambigua como todas y sabes que: ya no le busco sentido. Ya me he perdonado.
    Hoy un amigo me contaba que su pareja le había regalado un viaje sorpresa, y se sentía culpable. Lleva años intentando salir de una relación que no le completa, pero le da estabilidad. Solo veo en sus ojos culpabilidad y mucho miedo, como un naufrago en mitad del mar dejándose llevar mientras espera que le salven. Se que me miraba buscando complicidad a su culpa, a su miedo; y como respuesta un «no pasa nada, el cariño es suficiente» que diera sentido a su vida. Pero no. No he podido. Mi fuerza esta de vuelta y no podía seguir siendo complice de algo así: ver a un sonámbulo con ganas de vivir pero que no se atreve.
    «Apuesta de una puñetera vez por tu pareja, dalo todo, inténtalo todo, encuentra el camino que os haga felices; y si sigue sin funcionar déjalo de una vez» y esas palabras me han llevado a unos veranos atrás… me han llevado a ti, a lo que hemos vivido.
    No era la respuesta que él esperaba, tan si quiera la esperaba yo; pero por unos segundos se que se ha olvidado de las culpas y miedos que lleva a arrastrando para sentirse culpable solo de no haberlo dado todo o de no tener valor para cambiar. Y por primera vez en mucho tiempo ha vuelto a brillarle la mirada. Y es que estas son las verdaderas opciones, lo demás solo es dejar pasar la vida; y el se muere por vivir hace mucho tiempo.
    Así que aquí estamos mi verborrea y yo. Y quiero hablar claro, para cerrar este ciclo de mi vida perdonando (me); porque la vida sigue y yo voy a por todas (menos a por ti); y también hace mucho que me muero por vivir.
    Todo empezó con una mentira que quise creerme, pero que con el tiempo se fue desmoronando. Y así llegamos a aquel verano en el que con las mentiras desmoronadas y una realidad que tu no podías controlar y que a mi me abofeteaba la cara, te pedí que lo dieras todo por la familia que tenias, que lo intentaras todo, que pusieras todo en salvar lo que parecía tener aun solución; y sobre todo era nuestra oportunidad para poder salir vivos de nuestros sueños por los tejados. Pero no. ¿para qué darlo todo si puedes tenerlo todo a medias? y así vivimos los siguientes dias, a medias. Ni frío ni calor, ni verdad ni mentira… A veces más, a veces menos; pero siempre a medias. Y volvimos a reconstruir todas las ilusiones y volví a creer (mas bien a excusar cada realidad). Llegue a pensar incluso que quizá si nos habíamos enamorado (y esto si lo creí; porque este fue mi motor para todo). Y en cada una de mis retiradas, cada vez que me quedaba sin justificaciones para la realidad que nos alejaba de nuestro sueño (y me mataba un poco cada día) sólo intentaba salvarnos, pero nunca pensaba en mi ni en lo que yo quería. Irte de primera fila de batalla y no dejar huellas para evitar los daños colaterales, no era fácil cuando solo querías poder seguir luchando por la tierra prometida. Y así fueron los siguientes meses, con acuerdos de paz, pasos en falso, promesas que nunca podrían cumplirse y muchas balas de fogueo. Hasta que llego el momento de desvelar que la tierra prometida no existía. Que nuestra batalla no tenia sentido, que no había nada que conquistar porque no había ninguna visión conjunta posible en el horizonte, porque realmente ya tenias tu paz, en tu a medias para todo, pero tu paz al fin y al cabo. Además también sabíamos que jugar a la guerra no era posible, porque un guerrero de verdad no esta hecho para jugar a la guerra y que antes o después podrías quedarte sin la primera fila de tu ejercito. Pero con tu reino real aun a salvo… Y llego la retirada oficial.

    Me hicieron para la guerra y tengo mil batallas que librar, y arrastro muchas ganas y tengo guardada toda mi fuerza. Porque yo no nací para esperar en casa que llegaran a contarme las guerras ganadas, soy de campo de batalla, soy de lucharlo todo hasta el final por convicciones, por buenas causas incluso por la paz (aunque suene contradictorio). Así que me perdono, porque ha llegado el momento de librar nuevas batallas. Ha llegado el momento de volver a poner ese todo en nuestra vida. Ha llegado el momento de adentrarnos en el camino que nos devuelva el brillo a la mirada.

    Y además, este no es lugar para la guerra, ni para dirigirnos mas balas de fogueo. Se acabaron los «me acuerdo de ti» en forma de respuesta en este blog. Mis mas sinceras disculpas al señor Gatsby por hablar de guerra en su refugio y gracias por cada texto. Casi todos me han reconfortado, me han enseñado o me han cargado de ganas de vivir. Pero ha llegado el momento de despedirme de Gatsby y de R. Fue bonito encontrarnos tantas veces en el camino; pero hay veces que la vida no espera…
    ¡ Buen viaje ! ¡ Y una larga vida vida vivida con mucho de TODO !

  2. «Esperando a que vengas.
    Entre el a punto (de cerrar la puerta) y la media (dejarla medio abierta para que todo sea)
    Y aqui estoy.
    El tiempo es nuestro cuando lo paramos (y lo elijamos)
    Alta tensión, me descruzas las piernas, pero ya no me buscas.
    Cuestión de segundos, pidiéndole al reloj una vida entera.
    Me gustas tu. Y en mi cuarto. Y cuando me quitas las medias.
    Mides tu entrada triunfal, esperando el minuto exacto para ponerme el mundo del revés.
    Me gustan las horas y cuarto, como tu, que nunca llegas pronto ni tampoco tarde.
    Estas ahí, entre el punto y la media, esperando a que el tiempo nos convierta en eternos.
    Me gustaría que me escribieras ahora desde tu cuarto.»

    Y si continuo dandole la vuelta a tus palabras para entender mejor tus sentimientos,
    te seguire buscando aqui cada día, nos seguiré buscando aquí cada día…
    Y aunque no sepa como pasan las horas en tu vida ni en tu cuarto, prestare atención cuando cambies tu foto de perfil, porque sabré que todo habrá cambiado.
    Hasta que dejemos de escondernos en el tiempo y nos encontremos para la eternidad.

    1. Nunca me he ido, siempre vigilante, el tiempo no mide sino las ganas que tenemos, cuanto más pasa más crecen, es un fenómeno ineludible, búscame y me encontrarás, vete y seguiré esperando. Siempre a y cuarto, sin saber nada, pero sabiendo todo.

      1. Nunca has estado realmente, sólo vigilas las posibilidades de lo que no te atreves a vivir. Las ganas no entienden de tiempo, y el tiempo solo juega en el equipo contrario al de las ganas. Te busqué más de 600 días y no estabas preparado (ni debajo de la cama). Me fui para dejar de esperar y que fueras libremente a por todo lo que querías en tu vida. Siempre a y cuarto quizá sea siempre tarde, porque quien espera no entiende de excusas.

        Cuando pensamos saberlo todo no somos capaces de ver todas las posibilidades de la vida. Desde esa zona de confort solo podemos imaginar lo que podría ser todo, pero nunca vivir todo lo que se siente realmente. Y cuando hay ganas, haces que el tiempo cuente y que todo valga la pena cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo.

        ¿Nos conformaremos con seguir sólo soñándonos durante algún tiempo? ¿qué hacer con todas esas ganas? ¿?
        Así seguirán los millones de dudas cada minuto mientras no seamos capaces de ponerle ganas a nuestros sueños. Y seamos sinceros, lo que es ineludible es que mientras no le pongamos ganas y todo lo que hace falta para hacer de nuestros sueños nuestra vida real; serán solo eso: sueños. Sueños y más sueños a en punto, a y media y a y cuarto. Sueños desde mi cuarto, sin devorar la vida que consume el tiempo.

        Y te lo digo yo, EL TIEMPO, que nunca preguntaré si te gusta mi ritmo, ni te confirmare cuanto tiempo te queda- Así me gusta ser, arrollador en la cuenta atrás. Muchos no lo entenderán, pero tomar consciencia de como soy, es el único camino para vivir la vida. No me pierdas. No pierdas el tiempo.

        1. Querido TIEMPO, olvidas que soy como el Saturno de Goya, devoro todo lo que pone en riesgo mi reinado, gobierno desde un castillo que ha sido derruido una y mil veces, y sobre sus ruinas me he reconstruido otras tantas. Siempre he dejado la puerta abierta, y desde la torre más alta, he esperado tu jugada, viendo como una vez tras otra lanzabas peones, cuando lo que siempre he querido es dejar la partida, no me interesa tu rey, sólo quiero coger de la mano a la reina y llevármela a conocer la cara oculta de la luna. Y aquí sigo.

          Y para eso siempre ha habido tiempo, si algo he aprendido es que el tiempo no mide nada definitivo, llevamos más de 600 días, y todos y cada uno de ellos he buscado cumplir mi sueño, arrasando con todo lo que se me ha puesto por el camino. No espero, no huyo, estoy a campo abierto con todo mi ejército, firmes bajo el sol, bajo la lluvia, bajo la nieve, y sólo recibo de ti emboscadas, incursiones rápidas y retiradas cuando el calor de la batalla aumenta. Y aquí sigo.

          ¿Cómo solventar las dudas? ¿Cómo cumplir los sueños? ¿Qué hacer con todas esas ganas si lidio con tu fantasma? Estoy acostumbrado a tu ritmo, a que no me confirmes cuanto tiempo te queda, a que te presentes delante de mí con toda tu fuerza y que te evapores cuando menos me lo espero, a que seas arrollador, puedo con eso, pero no me digas que un ejercito plantado en campo abierto no es una declaración de intenciones, no me digas que el pellejo que tengo más pelado de llegar hasta el límite no significa nada, no me digas que las ganas no son un motor sobre el que nos hemos alimentado, nos alimentamos y nos alimentaremos, porque esa realidad es más fuerte que cualquier cálculo temporal. Y aquí sigo.

          Y sabes que estoy encantado de encantarte, que en mis espaldas caben todos los riesgos, todas las desdichas, todas las bofetadas que una vida insolente ha tenido a bien regalarnos por no saber coger lo que es nuestro cuando es debido, por eso querido TIEMPO, he aprendido que no hay nada que pueda hacer contra ti, pero tampoco tu puedes hacerme nada, estoy por encima de todo, y estoy por debajo de ti, porque si un pecado pueden achacarme, de los muchos que he cometido, es la fe ciega en que no importa ni cómo, ni dónde, ni CUÁNDO, sólo importa tenerte conmigo. Y aquí sigo.

  3. Menos cinco, hora crítica, la manilla danza por cada punto del reloj burlona, borrando un futuro que hasta este mismo instante era posible.

    En punto.

Responder a Cesar Cancelar la respuesta